Obviamente este titular lo he escrito después de que se hayan completado todos los partidos de la jornada, al comprobar que tampoco hemos quedado tan mal en la clasificación a pesar de la derrota ante el Depor. Es decir, más de lo mismo: carencias que vuelven a manifestarse pero que no acaban de pasarnos factura porque son las mismas que se dan en el resto de los equipos de la categoría.
A pesar de todo, sigo creyendo que este equipo sigue estando más cerca de entrar en una racha buena que en un mala, y así mantengo la esperanza de que acabará metiéndose en la lucha por el ascenso, directo o diferido. Como sigo creyendo que este equipo me tiene que dar, esta temporada todavía, alguna buena tarde de fútbol. A moral no me va a ganar nadie. No al menos este fin de semana, en el que más que de lo que sucedía en El Arcángel, donde no pude estar, lo estaba yo de lo que sucedía en una habitación de la novena planta de un hospital badalonés, donde sí estaba, y donde mi hermano el mayor, el que me aficionó al fútbol cuando yo era un niño, empezaba su periodo de convalecencia de una importante intervención quirúrgica.
Este fin de semana no tengo ningún motivo para no ser optimista y sí para dar gracias a Dios por lo bien que nos vemos este lunes a pesar de las dificultades.