Luz y la desesperación T2014/15 Primera División J12 - Elche 2 - Córdoba 2.

Las carencias endémicas en defensa vuelven a dejarnos sin la primera victoria en liga.

Luz Casal en el Gran Teatro de Córdoba.

Cuando salí de casa, se llevaban jugados unos diez minutos del partido, el equipo daba buenas sensaciones y Juan Carlos había parado una pena máxima (la primera que le veo parar como blanquiverde y, ojo, que el Deportivo le tiró el año pasado 14 en un sólo partido). La cosa empezaba bien. Minutos después pude ver en el televisor de un bar por el que pasaba que el Córdoba había marcado. Miel sobre hojuelas. Lo último que supe del partido en vivo es que se había llegado al descanso con ese resultado esperanzador de 0 - 1. Cabía esperar lo mejor.

Porque a eso de las 8 de la noche, cuando la segunda parte debía estar comenzando, ante mí se encontraba la silueta de un paradigma nacional de actitud para superar la adversidad: Luz Casal; quien, cuando el escenario del Gran Teatro se iluminó por completo, comenzó su repertorio hablándonos de cruzar fronteras. Fronteras, quizás, como la de la Primera División, que el CCF atravesaba el pasado 22 de junio, 42 años después de que lo hiciera, en dirección opuesta, por última vez; o como la ansiada frontera que separa la salvación de la perdición. Fronteras como las que durante los próximos seis meses separará a una niña preciosa, sentada dos butacas a mi derecha, de su pareja, un soldado español que presta servicio en misión de paz en Líbano como miembro de la unidad Líbano XXII.

Ya no volví a saber nada del partido hasta que el concierto acabó, bastante después de que lo hiciese aquél, pero la cantante de ''Rufino'' provocaba en nosotros constantemente estados de amor, de dignidad, de lucha, de superación, de esperanza. Canciones que hablaban de fortaleza y debilidad, de caídas y de agallas para ponerse de pie otra vez e intentar seguir caminando. Acepta tú destino y acéptate a ti mismo tal como eres para resistir y superar los contratiempos. Canciones que literalmente decían: ''Porque creo en tí... sentir que aún queda tiempo para intentarlo, para cambiar tu destino".

En el Gran Teatro cada uno hacía suyas aquellas canciones. Aquello no era un grupo de Wasap, Luz Casal cantaba de manera individual para cada uno de nosotros, que interiorizábamos y hacíamos propias las letras de los temas que fue desgranando a lo largo de su actuación. Y mientras yo leía en ellas la crónica de lo que podía estar siendo la segunda parte en el Martínez Valero, aquella Penélope contemporánea vivía el concierto como si Luz Casal estuviese cantando sólo para ella.

No debo perder el tren... Busco una luz al final de este túnel tan largo, tan amargo como real. ¿Por qué no vuelves, amor?. Todo un canto de actitud y esperanza para hacer frente a la cruda realidad, que tanto a aquella jovencita sentada dos butacas a mi derecha como a mí nos hicieron sentirnos mejor y con fuerzas para seguir caminando.

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