Unos momentos de buen juego y el primer gol en Primera despiertan la ilusión de la afición.
Un hermoso atardecer, a la salida del estadio, invitaba a una pausada reflexión sobre lo visto. |
Ayer se resolvieron dos de las tres urgencias que nos abordan de manera invariable cada nueva temporada: las de marcar el primer gol y conseguir el primer punto; mientras que confío en que la tercera, la de la primera victoria, se resuelva contra el Almería. Salíamos del estadio con cierto aire de tranquilidad, con un soplo de satisfacción, porque en lo que vimos quisimos ver resuelta nuestra principal duda de cara a esta temporada. ¿Tenemos equipo para competir por nuestro objetivo de la permanencia? En el segundo tiempo, como en el Bernabeu, vimos algunas cosas que nos llevan a pensar que sí, pero creo estar recogiendo el sentir unánime de todos vosotros al deciros que las sensaciones que me dejaron el partido de ayer nacen más de la subjetividad de un deseo que de lo que en realidad vimos sobre el terreno de juego. Porque durante la mayor parte del partido tuvimos delante nuestra un equipo manifiestamente superior a nosotros.
Para tranquilizarnos nos aferramos a la creencia/deseo de que los momentos de sufrimiento, que fueron muchos, sólo se debieron a los temores que deben atenazar a todo equipo que tarde 42 años en volver a pisar la Primera División. Vértigo a las alturas, miedo a pegarte el batacazo, no porque te empujen sino porque pierdas el equilibrio tú sólo. La duda empezaría a quedar despejada si en la segunda jornada supiesemos ya si el Celta es de nuestra liga o si, como dicen los que entienden de esto, es un equipo que este año aspira a algo más que la ansiada salvación. Pero todavía es pronto para saberlo y el deseo me lleva aquí también a pensar, como quien se agarra a un clavo ardiendo, que ayer nos enfrentamos a un equipo superior, que tampoco es de nuestra liga, de ahí que lo pasásemos mal.
En fin, sobre el partido de ayer daré prioridad a las sensaciones que me dejaron los poquitos destellos de calidad que disfrutamos sobre los muchos momentos de sufrimiento que padecimos, en la confianza de que tenemos mimbres suficientes para superar estos.
Para tranquilizarnos nos aferramos a la creencia/deseo de que los momentos de sufrimiento, que fueron muchos, sólo se debieron a los temores que deben atenazar a todo equipo que tarde 42 años en volver a pisar la Primera División. Vértigo a las alturas, miedo a pegarte el batacazo, no porque te empujen sino porque pierdas el equilibrio tú sólo. La duda empezaría a quedar despejada si en la segunda jornada supiesemos ya si el Celta es de nuestra liga o si, como dicen los que entienden de esto, es un equipo que este año aspira a algo más que la ansiada salvación. Pero todavía es pronto para saberlo y el deseo me lleva aquí también a pensar, como quien se agarra a un clavo ardiendo, que ayer nos enfrentamos a un equipo superior, que tampoco es de nuestra liga, de ahí que lo pasásemos mal.
En fin, sobre el partido de ayer daré prioridad a las sensaciones que me dejaron los poquitos destellos de calidad que disfrutamos sobre los muchos momentos de sufrimiento que padecimos, en la confianza de que tenemos mimbres suficientes para superar estos.
Resumen de partido:
Si no puedes ver el vídeo prueba clicando AQUI
Rueda de prensa de Ferrer:
Si no puedes ver el vídeo prueba clicando AQUI
Rueda de prensa de Berizzo:
Si no puedes ver el vídeo prueba clicando AQUI
Partido completo:
Si no puedes ver el vídeo prueba clicando AQUI
Y la jugada del gol de Fede Cartabia clicando AQUI
Sólo algunos silbidos a Havenaar, al ser sustituido, empañaron el apoyo de la afición. |